miércoles, 6 de abril de 2011

5ª Carrera del Ebro


Parte de “Guerra” de la V Carrera del Ebro.

Aunque el título parezca una metáfora, podemos considerar que la carrera fue correr entre militares y tanques, pero vayamos por el principio.

Pedro Conte, Santiago Calavera y el que suscribe, nos planteamos esta carrera “para estirar las piernas”. Llegamos con cierta antelación y esa es la suerte que tuvimos ya que la hora de comenzar (10 h) se aproximaba y las colas para recoger el dorsal eran interminables, todo parecía presagiar lo que iba a suceder.

Calentamos un poco en la pista de atletismo, y nos colocamos en la línea de salida, con el tiempo justo, faltaban 5 minutos para la hora señalada por la organización, pero el tiempo iba pasando y después de los primeros 5 minutos de cortesía, se pasaron a casi 25 de retraso, para dar la salida controlada hasta la rotonda de Julisbol por obras.

Salimos con un ritmo lento, y comenzaron las subidas por el campo de maniobras militares, y nunca mejor dicho, ya que cada kilómetro aproximadamente había un soldado con su equipo de comunicaciones y en ciertos puntos tanques y vehículos militares para “amenizar” el paisaje, en esta zona sin ninguna vegetación. El piso en estas zonas se compaginaba con grava y tierra. Tras los primeros kilómetros decidimos ir cada uno a nuestro ritmo.

El trazado es un continuo de subidas y bajadas, pero más metros de subida que de bajada, hasta que llegas a un punto donde están los repetidores (se ven desde Zaragoza) y allí el piso es muy proclive a tener cualquier accidente, grava suelta y de gran volumen. Se hacía difícil el correr con ritmo, además el gran número de participantes no te dejaba ver el terreno donde pisabas.

Una vez llegados a ese punto se comienza a bajar por un camino entre pinos, y es entonces que te pasa por la cabeza “un rato cuesta abajo y a meta”, si, si, cuando llegas a un punto de repente ves una subida de unos 200 metros con grava suelta y una inclinación, donde ves a los corredores en el último tramo subir andando, pues nada apretar los dientes y arriba.

Pasado este “pequeño” escollo llega otra cuesta con gran pendiente, esta si te lleva a las cercanías del Ebro y después de unos kilómetros corriendo llegamos de nuevo al estadio, que con una vuelta en su pista se da por terminada la carrera, 19.3 km, , entras a la zona de avituallamiento donde los militares te entregan a cada uno su ración “ni más ni menos”, me recordó el tiempo que perdimos en el servicio militar.

Los resultados: Pedro Conte 1.58 horas, Santiago 1.38 horas y David 1.31 horas, también corrieron más caspolinos, pero como la memoria me falla y no recuerdo todos sus nombres: “café para todos”.

Lo positivo otra experiencia más y el buen tiempo que nos hizo, lo peor, la espera al comienzo y el piso que en algunas zonas del circuito se podría decir que fue una carrera “pedestre”.

Recibir un saludo y nos vemos en la próxima ….

No hay comentarios:

Publicar un comentario