Hola a todos, para quitarme el mal sabor
de boca del Vino del Somontano (es un decir) he decidido empezar la
temporada corriendo otra carrera dedicada al vino, pero esta vez en
Italia. En Módena, cerca de casa, se ha celebrado la 37ª Camminata
del Lambrusco: el lambrusco es más un refresco que un vino y no
soporta ninguna comparación con el Somontano. Es más, el lambrusco
sería motivo más que suficiente para abandonar Italia, pero donde
manda el corazón no manda el paladar. Así, me puse la camiseta del
club y comencé la temporada el 1 de noviembre con 15 kilómetros por
las llanuras de por aquí. Correr en Italia, si lo haces en carreras
populares (las llaman “no competitivas”) es un mundo muy
especial: multitudinario, desorganizado, con una media de edad
escalofriante (por alta), donde no se dan premios ni clasificaciones
y donde se compagina el caminar con el correr. Para saber en qué
posición he llegado me aconsejaron salir entre los primeros y luego
contar cuántos te pasan y a cuántos adelantas, lo que no deja de
ser otro entretenimiento. A pesar del desorden es un experiencia
fascinante: en pueblos de trescientos habitantes se pueden llegar a
juntar hasta mil personas a las 9 de la madrugada de un domingo con
niebla y frío para participar en estas “camminate” sociales y
casi siempre solidarias tras pagar una inscripción de 1 o 2 euros
que van a parar muchas veces a organizaciones con voluntad de ayuda.
En primavera y verano se pueden organizar, en los alrededores de
donde vivo, hasta tres en una semana, siempre por la tarde y siempre
con muchos corredores sonrientes alrededor. Te puedes encontrar con
gente que va a 3'30” el kilómetro y con otros que se lo toman con
más calma, pero siempre he disfrutado de un ambiente participativo,
como de entrenamiento social y festivo. La temporada pasada corrí
una docena de ellas y me aficioné al desorden, a la improvisación,
a la participación masiva, y a las cenas populares de después.
Quien quiera curiosear y ver la cantidad de eventos de este tipo que
se organizan por aquí puede consultar una lista en
Esta temporada, si las
lesiones y la edad lo permiten, me apetece preparar el invierno y
pasear la nueva camiseta del club por un buen número de estas
diversiones atléticas. El de doy (4 de noviembre) tenía la salida a
las puertas de un castillo del siglo XIV y el recorrido por entre
campos de vid (el lambrusco me persigue) y frutales. Han sido 14
kilómetros estupendos. Os mando una fotografía del amarillo y negro
entre la niebla. Buena temporada a todos y a todas.
Buenos entrenamientos y felices carreras. Carlos

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